Una ciega mendiga saudita de 100 años de edad que pasaba
todo su tiempo mendigando en las calles de la ciudad de Yeda, en realidad era
una millonaria que antes de morir donó toda su fortuna a los pobres.
Nadie podía imaginarse que la anciana Eisha había ahorrado
una enorme fortuna a lo largo de su vida, comunica 'Saudi Gazett'.
Según los medios sauditas, Eisha tenía 800.000 dólares en
efectivo, joyas por valor de 266.000 dólares y cuatro edificios de su propiedad
en la ciudad.
Antes de morir, la mujer entregó a su amigo Ahmad Al-Saeedi
un testamento en el que pedía que se repartiera toda su fortuna entre los
pobres.
Al-Saeedi al saber que Eisha era rica, le pidió que dejara
de mendigar, pero sin resultado. La anciana le contestó que se estaba
preparando para los malos tiempos.
En las casas de Eisha ya viven algunas familias pobres a las
que ella invitó ya durante su vida. En cuanto a su dinero, las autoridades de
la ciudad serán las encargadas de tomar la decisión sobre cómo repartirlo.